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Emprendimiento Social

Emprendimiento Social

Emprendimiento Social

Son iniciativas presentan una importante repercusión para mejorar la vida de muchas personas.

Los emprendedores están llamados a crear valor. También deben ‘armarse de valor’ para superar las dificultades, creer en sus iniciativas y sacar adelante sus proyectos empresariales. Existe un tipo de personas, vinculadas al emprendimiento social, que a menudo son calificados como ‘héroes’. son seres con una alta empatía en una realidad y perciben el entorno CON ESPECIAL SENSIBILIDAD AL COMÚN DE LAS PERSONAS.

Este emprendimiento es conocido por mezclar la pasión de realizar una misión social
con las características que definen el lanzamiento de un negocio, como la disciplina, la ilusión y la innovación.

En otras palabras, podríamos considerar que los emprendedores sociales son un tipo de emprendedores, pero sus objetivos determinan de manera clara varias diferencias con el emprendimiento clásico.
El primero es para una clara generación de valor social y el segundo aunque se enmarca en una propuesta de valor tiene un carácter lucrativo.

-El mercado del Emprendimiento Social en el mundo lleva en marcha desde hace 8 años aproximadamente, y en España, aun es incipiente.

La decisión de convertirse en un emprendedor social
Entre las variables individuales, se encuentran, a su vez, variables objetivas, como el género, la edad o el nivel de educación,
EN SU MAYORÍA SON MAYORES DE 35 AÑOS Y CON ESTUDIOS PROFESIONALES EN SU MAYORÍA CON POCA EXPERIENCIA EN MANDOS DIRECTIVOS, PERO LOS HOMBRES TIENDEN A BUSCAR UN TEMA ECONÓMICO PARA RESOLVER LAS MUJERES UN ASPECTO DE BIENESTAR.

Los emprendedores sociales perciben oportunidades en los problemas
o necesidades urgentes que han sido olvidadas
o mal atendidas por otras instituciones.

Sus oportunidades están donde el resto ven problemas que les son ajenos.

-Quién es el emprendedor social
Es un individuo que reconoce un problema social y usa principios emprendedores para organizar, crear y manejar un proyecto que genere cambio.

Los emprendedores sociales están ganando cierto reconocimiento como uno de los agentes de cambio social más importantes.
Aun así, poco se conoce sobre sus motivaciones y el proceso a través del cual sus ideas se conciben y desarrollan.

Por ello, debido a que el fin último del emprendedor social no es el lucro, o la apropiación del valor creado, sino la creación de un valor social (Arthur, Keenoy, Scott-Cato & Smith, 2010; Santos, 2009), se considera que la motivación que lleva al individuo a emprender un negocio social es la motivación prosocial (prosocial motivation)
(Batson, 1987; Grant, 2008; Penner, Dovidio, Piliavin & Schroeder, 2005).

La alerta emprendedora, concebida por Kirzner (1979) como la habilidad individual para descubrir fallos del mercado susceptibles de convertirse en oportunidades, es considerada una capacidad cognitiva o rasgo del emprendedor, esencial para el inicio del proceso emprendedor (Ruiz-Arroyo et al., 2015). Ray y Cardozo (1996) llamaron al término «conciencia emprendedora» (entrepreneurial awareness), y lo definieron como la propensión a percibir información sobre objetos, incidentes y pautas de comportamiento en el entorno, con especial sensibilidad hacia necesidades e intereses no satisfechos y combinaciones novedosas de recursos.

En el caso del emprendedor social, las oportunidades que el emprendedor descubre nada tienen que ver con la posibilidad de lucrarse, motivación esencial del emprendedor de negocios, sino con la posibilidad de producir un cambio social significativo, de aportar valor social.

Pero el entorno castiga estas iniciativas emitiendo juicios de valor y deseando descubrir el lucro en sus fundadores.
El juicio de valor corresponde a un grupo de creencias que posee un individuo y en el caso de una comunidad iniciadas por una persona con alto impacto e influencia.
No existe mayor daño a una institución que manchar su reputación.

Porque la mayoría de las veces un juicio de valor expresado en voz alta es una etiqueta que otorgamos a alguien.
Es tal vez, juzgar sin saberlo todo de esa persona en sí, y es algo que no podemos hacer con ligereza.

-Quien se ha llevado mi queso
Quien se ha llevado mi queso: versión financiación para ongs

Las entidades sociales están perdiendo financiación pública,
sus fuentes tradicionales están menguando cuando no secándose totalmente.

Y ello está provocando un cataclismo en los programas y servicios de las organizaciones, así como en la estabilidad de sus equipos humanos.
Se acaba “el queso” de la financiación pública estable que hasta ahora habíamos disfrutado.
En una realidad en donde las necesidades sociales se multiplican, donde tenemos más personas que nunca
a nuestras puertas con problemas graves de pobreza y exclusión.

¿Y qué receta aplicamos?
Muchas entidades han redoblado los esfuerzos de sus equipos para buscar más convocatorias,
presentar más proyectos, aquellos que en el pasado descartamos porque la financiación era escasa,
porque era muy engorroso, o porque teníamos escasas posibilidades, ahora sí apostamos por ello.
Así que multiplicamos los proyectos presentados con la esperanza de que a más fuentes, más resultados.

Una esperanza vana, porque sabemos que las administraciones públicas están en su totalidad realizando recortes de gasto, y una de las partidas menos impopulares y también menos visibles (aunque suponen recortes en el estado del bienestar) son las subvenciones destinadas a ongs.

Estamos empeñados en buscar el queso donde, objetivamente, sabemos que está agotándose.

¿Y qué hacer pues?
Toca ir a las trincheras y, por un lado, reducir costes lo más posible.

En un segundo aspecto hay que buscar nuevas fuentes de queso, es decir, se hace necesario replantarse las fuentes de ingresos.
Hacer un plan más realista a las circunstancias y aplicar los esfuerzos a otras vías. Por ejemplo:

1) Aumentar la base social.
Juntar “cabezas y las manos” para colaborar con los fines de la organización.

2) Pequeñas y grandes donaciones.
Busquemos donaciones de personas individuales o empresas, existen multitud de actividades, a través de eventos culturales o sociales, rifas, acuerdos de patrocinio

3) Prestación de servicios.
Quizá debamos de plantearnos pedir algún dinero (aunque no cubra el coste),
desarrollar otros servicios complementarios relacionado con los conocimientos o las infraestructuras disponibles.

En el pasado el paradigma de la gestión de la ONG se basaba en la captación de unas pocas fuentes (la mayoría públicas) que cubrían el coste de los servicios, destinando nosotros el esfuerzo a la gestión de los programas, a la prestación de servicios a nuestro colectivo.

Ahora, en cambio, el reto es que tendremos que hacer un doble esfuerzo, por un lado, conectar a la sociedad con problemas de sus colectivos más vulnerables, y ello implica sensibilizar, implicar a nivel de trabajo y captar donantes; y por otro, efectivamente aportar soluciones para resolver y/o paliar las dificultades sobre las que trabajamos

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